Los madariaguenses en España: su experiencia en cuarentena

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Ana Lía Bereilh, nuestra amiga y “corresponsal” en España, nos sigue regalando entrevistas a ex vecinos de Madariaga, que desde distintos puntos de ese país, nos cuentan sus historias en tiempos de cuarentena

(Especial para EL MENSAJERO).- Hoy me reencuentro otra vez con vosotros. Voy a empezar agradeciendo los bonitos comentarios que me habéis puesto aquí, por la última nota y los que he ido recibiendo a lo largo de los días siguientes. Muchas gracias. Me hicieron mucha ilusión.

Me gustaría empezar diciendo: “Vamos fenomenal”, y así os alentaría a tener esperanza de la segura y que, en poco tiempo, todos estuviésemos disfrutando del aire libre y de la libertad, pero no. La realidad es otra. Tenemos casi 118000 contagiados y casi 11000 muertos. O sea, que en lo único que podemos ver un poco de luz es el número de recuperados, que han pasado los 30000. Nuestro enemigo es invisible y usa armas desconocidas. Nos lleva ventaja, así que cautela y responsabilidad es lo que nos tiene que acompañar. Es normal que situaciones así nos hagan sentir un poco desamparados, desorientados y nos acordemos de toda esa gente que de una manera u otra ha tenido algo que ver en nuestras vidas.

Por esto, he contactado con algunos madariaguenses que viven en España. A algunos conozco y a otros no, pero nos une tener el mismo origen. Haré un recorrido por esta bendita España que, por lo que fuera, nos acogió en un momento de nuestras vidas y permitió que fuésemos uno más de ellos.

Lita Larrondo y Mario Álvarez, en Madrid
Elijo Madrid para empezar. Lita Larrondo y Mario Alvarez. Ella pertenece a una de las tradicionales familias de Madariaga. El, gallego de Orense, sobrino del dueño de la nunca olvidada “Casa Gómez”, fue a hacerse cargo de la tienda de Madariaga, allí se conocieron y hoy siguen formando un matrimonio feliz. Lita dice: “Hola a todos”, somos los Alvarez – Larrondo, Mario y Lita para los conocidos. Vivimos en Madrid desde 1966. Yo soy madariaguense y Mario es “gallego de verdad”. De la provincia de Orense. Emigró para allá en el año 50 porque lo “reclamó” su tío Luis Gómez. Luego, las cosas cambiaron, y empezó a haber porvenir aquí. La familia de aquí estaba bien situada y nos llamaron. Tomamos la decisión de venir y acertamos. Los que nos habéis visto, sabéis como somos y como estamos. Hemos estado allí algunas veces por viajes de placer o por desgracias personales (la muerte de mis padres o la de mi hermana Lucrecia) “Medio pueblo” ha venido aquí. Tenemos tres hijos (Pablo, Oscar y Víctor) y dos nietos (Juan y Jaime).
Ahora estamos pasando un tiempo horrible. Nadie recuerda nada igual. Ni los más ancianos. Las familias nos comunicamos por videoconferencia. Por favor, ya sé que estáis confinados pero haced caso a todo lo que os digan. Habéis empezado con tiempo a tomar medidas. Algo que no pasó ni aquí ni en Italia. Este “bicho” es tremendo. Se contagia y se expande a toda velocidad. Se puede llegar a situaciones extremas de tener que elegir a quien ponerle el respirador. Las UCI (Unidades de Cuidados Intensivos) se colapsan. Los sanitarios están agotados. Pasan días enteros sin ir a sus casas. Por eso os digo CUIDAROS. Esto no es broma. Un abrazo a todos y ya vendrán tiempos mejores. No hay mal que dure cien años.”

Pablo Zalguizuri y familia en Benalmádena, Málaga
Sigo hacia el sur. Voy a la bonita Benalmádena, Málaga. Allí vive Pablo Zalguizuri con su familia. Campeonísimo en tenis y ahora en paddle. Vive con su mujer, Celia, y sus tres hijas, Paz, Carlota y Lucía.
La mayor estaba estudiando fuera pero logró volver antes de que cerraran los aeropuertos. Ahora las tres estudian online desde su casa. Ha agregado una foto que han elegido precisamente porque están con sus primas de Madariaga. Pablo dice: “Obviamente estamos muy tristes por lo que está pasando. En nuestro caso, Celia y yo nos dedicamos al mundo del deporte, con lo cual nuestra actividad ha cesado desde el principio del confinamiento, que fue el 14 de marzo. Yo sin hacer nada, pero Celia ha podido seguir con su escuela online. Tenemos el día a día bastante bien organizado: estudios por la mañana, y ejercicios para mantenernos en forma. Nuestra única pelea es por quién sale a pasear el perro jajaja. Nunca antes habíamos tenido tanto interés en esa actividad.
La situación es terrible y el gobierno está un poco perdido. Ojalá que en Argentina lo puedan controlar más que acá, para eso la gente tiene “QUE QUEDARSE EN CASA”

Claudia Gómez y familia en Celtrá, Girona
Voy a Cataluña. En Celtrá, provincia de Girona, vive Claudia Goméz y su hija Gaby Arias (la guapísima Flor del Pago) Sus otros dos hijos, Manu y Agustina, viven en Barcelona. Claudia es abuela de dos nietos (Pau y Pablo). Gaby trabaja en Sanidad, en urgencias, o sea que es de las heroínas que dan todo de sí por nosotros, y pertenece al grupo que se lleva los aplausos bien merecidos todos los días a las 20. Manu diseña e instala máquinas de hoteles y restaurantes y vive con su pareja en Barcelona, igual que Agustina, que es abogada penalista y vive con su novio en Barcelona, donde también trabaja en un Estudio de Abogados. Y Claudia, valiente donde las haya (su triunfo es fruto de su esfuerzo personal) lleva un restaurant. Claudia dice: “Vivo en Girona. Una provincia preciosa de Cataluña. Muy tranquila. En mi pueblo, Celtrá, somos unos 6000 habitantes.
Día a día, íbamos viendo por los informativos lo que pasaba en China, pero como algo lejano, imposible, de una semana a otra, Italia se convertía en un verdadero desastre, por tanto, preveíamos que pasaría aquí. En mi caso, como llevo un restaurant, fui poco a poco comprando alimentos por si pasaba algo parecido. Pues sí, llegué al trabajo el 14 de marzo y nada, a los 5 minutos vinieron a decirnos que teníamos que cerrar el restaurant. Y desde ese día, hasta hoy, en casa, confinados, sólo salgo con protección, a hacer las compras una o dos veces por semana. Por suerte, no tenemos desabastecimiento, eso se agradece.
Lo que peor llevo es no ver a la familia y a mi gente, sólo por camaritas. Extraño mi libertad de ir adonde quiera, el mar que tengo frente a mí, mis compañeros de trabajo. Uff, creo que es un antes y un después en las relaciones personales. Por suerte podemos agradecer a los sanitarios (mi hija Gaby es uno de ellos), al personal de limpieza, a los de los supermercados. A todos los que con su espíritu guerrero hacen que nosotros podamos seguir vivos. En España hay más de 10000 muertos, con un sistema sanitario importante. Sólo quiero que se cuiden en mi Argentina y que allí llegue más leve, eso sí, hacer caso que esto es muy serio. Un abrazo gaucho, bien gaucho, para todos.”

Como veis esto no es fácil. Todos transmitimos el mismo mensaje CUIDARSE Y QUEDARSE EN CASA. Aun así, el ánimo no debe bajar. En mi barrio soy la que lleva la voz cantante. Todos los días termino de trabajar antes de las 8 y paso a montar “la disco”. Saco los altavoces a la ventana y hago sonar “Resistiré” a todo volumen. Es el llamado a los vecinos. Todos aplaudimos y cantamos. A algunos los riño porque aún no se han aprendido toda la letra, ellos se parten de risa. Ayer vinieron los patrulleros y circularon por el Paseo haciendo sonar las sirenas para acompañarnos, porque saben que nuestro entusiasmo no cae. Hoy por ser 4 de abril (uno de enero, dos de febrero, tres de marzo…) saldremos también con nuestros pañuelos de sanfermines. Y así seguiremos hasta la victoria, que tardará pero será segura.

El próximo domingo tendremos el testimonio de otros madariaguenses que viven en España.