Por algún motivo que acaso nunca se esclarezca por completo, la puerta del cuarto no se volvió a abrir. En una modesta vivienda de Altos de San Lorenzo, partido de La Plata, un hombre de 47 años —Norberto Osvaldo Corcuera— convivió durante casi cuatro años con el cuerpo sin vida de su madre.
Marta Yolanda Durand había fallecido, según su hijo, a raíz de un infarto en noviembre de 2021. Desde entonces, y hasta este lunes, su cadáver permaneció en una de las habitaciones, en silencio y sin sepultura.
Una visita después de diez años
El hecho se descubrió recién cuando un hermano de la fallecida, Héctor Osvaldo Durand, decidió visitarla luego de una década sin verla. Fue él quien, al llegar a la casa ubicada en la calle 74, entre 20 y 21, hizo el llamado al 911. El hermano explicó que hacía años no tenía contacto con Marta y que al ingresar a la vivienda, su sobrino le informó sin rodeos: su madre había muerto hace casi cuatro años y su cuerpo seguía allí.
La patrulla policial llegó al lugar minutos después del aviso. Los agentes se toparon con una escena que, por su crudeza y por el tiempo transcurrido, los obligó a actuar con cautela. Preservaron la vivienda para permitir el trabajo de los peritos forenses.
En la habitación que permaneció cerrada desde 2021, hallaron efectivamente el cadáver. Por las condiciones en que se encontraba, no fue posible establecer a simple vista signos de violencia. La investigación busca ahora determinar si la muerte se produjo efectivamente por causas naturales.
La causa fue caratulada como “averiguación de causales de muerte” y quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción N° 7 del Departamento Judicial de La Plata. En ese expediente deberán constar las pruebas médicas, el testimonio de los familiares y el informe forense que confirme o desmienta la versión ofrecida por Corcuera.
El cuarto cerrado y el misterio
Las preguntas que sobrevuelan el caso son más morales que legales. ¿Por qué alguien decide no denunciar la muerte de su madre? ¿Por qué mantener un cuerpo sin sepultura durante casi 1300 días? ¿Temor, indiferencia, trastorno?
No hay, por el momento, signos claros de una intención criminal. Tampoco puede descartarse que detrás de la decisión haya razones de índole psicológica o económica, aunque los investigadores aún no lo han indicado de forma oficial.
Los vecinos, según trascendió, poco sabían de la vida puertas adentro en esa casa. No se habían quejado de olores ni hecho denuncias previas. El aislamiento de la familia, las pocas visitas y el tiempo prolongado sin contacto con otros parientes crearon un cerco de soledad lo bastante denso como para esconder lo que había ocurrido allí dentro.
La escena quedó, por ahora, congelada en los registros policiales y en la mirada perpleja de los efectivos que acudieron al lugar.
El silencio de esa habitación, que por cuatro años ocultó una muerte, comienza ahora a ser relevado por la justicia. Lo que diga la autopsia tal vez cierre el capítulo judicial. El otro, el humano, acaso quede abierto para siempre.