¿Sufría violencia de género? Victoria y su expareja se habían conocido hacía dos años y medio, casi tres, cuando hacían el curso de ingreso para pertenecer a la fuerza. Desde entonces, siempre “iban y venían”, relató Andrea. En el transcurso, tuvieron un hijo, que actualmente tiene un año, mientras que Victoria ya tenía otra hija de 4 de su anterior relación. Según contó Andrea, el vínculo que mantenían entre ellos siempre se caracterizó por ser “inestable”. “Él la llenaba de deudas, después desaparecía, y cuando ella lograba acomodarse, volvía a aparecer”, remarcó Andrea. “Yo sabía que él la tapaba de deudas, pero no que le pegaba”, sentenció. Es que unos días antes de morir, su hija le habría confesado que sufría violencia de género. “Yo me entero de que él le pagaba el 9 de marzo y ella fallece el 14”, contó Andrea. Es que según le habría contado su hija, más de una vez, él la había atacado a golpes, incluso en una oportunidad le había pegado hasta dejarla inconsciente, aunque ella nunca lo denunció. “Yo sabía que él la tapaba de deudas, pero no que le pegaba”. “También me contó que antes de su cumpleaños le pegó dos piñas y le partió la boca”, expresó. Aparentemente en esa ocasión habían discutido porque ella le habría descubierto mensajes con otra persona, entonces cuando le pidió explicaciones, “él le pegó y le partió la boca”. No obstante, Andrea acusa a la expareja de su hija, de obligar a la joven a “tener relaciones con los jefes de él, a cambio de favores”, mientras que él filmaba. Todos esos motivos son los que hacen desconfiar a Andrea y su familia de lo que ocurrió en la noche del pasado 14 de marzo, cuando su hija murió en circunstancias confusas, y es lo que la impulsa a ir tras la verdad “caiga quien caiga”.

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Al menos cuatro delincuentes a punta de pistola protagonizaron un dramático robo en una tienda de verduras frescas, fiambres y vinos de Gonnet. El hecho quedó registrado por las cámaras de seguridad del local y sembró preocupación en esa localidad de la zona norte de la Ciudad.

En las imágenes se observa el momento en que los sujetos llegaron en motos hasta la puerta del local, en 489 entre 16 y 16 bis, e ingresaron apunta de pistolas. Hubo gritos, insultos y amenazas, y en ningún momento dejaron de apuntar. Todo ocurrió apenas pasada las 20, cuando estaban empleados y algunos clientes.

El susto fue mayúsculo. Si bien un empleado atinó a repeler a los malvivientes, estos entraron a la fuerza y sin dar alternativas, ya que la amenaza de disparo fue permanente. “Duró un minuto y nos obligaron a arrojarnos al piso”, afirmaron desde el comercio.

Una vez que lograron reducir a los presentes, los delincuentes fueron hacia la caja y otros sectores del comercio. Así es que se alzaron con la recaudación. Pero además, aprovechando el miedo infundido, se apoderaron fácilmente de billeteras, seis teléfonos celulares y una mochila.

La violencia con la que los delincuentes ejecutaron el robo sembró terror entre los delincuentes y vecinos de la zona. “Es la segunda vez que nos roban. La primera fue hace mucho”, afirmaron los titulares del comercio.

Fuente: Eldia