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La Plata bajo asedio: la inseguridad no da tregua y los vecinos viven con miedo

En menos de 24 horas, una joven patinadora fue asaltada con violencia en El Mondongo y un hombre fue reducido a golpes en Tolosa mientras iba a trabajar. Ambos casos reflejan una cruda realidad que se repite en la ciudad.

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La ciudad de La Plata vive momentos de angustia y preocupación debido a la ola delictiva que la tiene bajo asedio. La inseguridad, lejos de menguar, se ha convertido en una amenaza constante. En apenas unas horas, dos hechos estremecedores ocurrieron en distintos barrios de la ciudad y dejaron al descubierto la violencia con la que se mueven los delincuentes.

El primer episodio tuvo lugar en el barrio El Mondongo. Allí, una joven patinadora de 25 años fue interceptada por dos hombres armados mientras cargaba sus pertenencias en el baúl de su auto. Eran las 2:15 de la madrugada, en calle 67 entre 117 y 118, cuando un vehículo blanco se detuvo a su lado. En segundos, uno de los delincuentes descendió con un arma, la empujó al suelo y le apuntó directamente a la cabeza.

“No hubo palabras, sólo el caño del arma frente a mi cara”, relató la víctima, que además de su cartera y las llaves del auto, perdió un par de patines italianos de competencia, fruto de años de sacrificio. La fuga fue violenta y desprolija. La joven quedó tirada en el suelo, temblando, en estado de shock.

Horas más tarde, en la localidad de Tolosa, otro vecino fue víctima de un brutal asalto. Sucedió cerca de las 11 de la mañana en calle 30 entre 530 y 531. Un hombre de 50 años que iba en bicicleta rumbo a su trabajo fue interceptado por dos motochorros. Uno de ellos, más joven, descendió y, sin mediar palabra, lo tiró al suelo, le presionó la cabeza contra el asfalto y le apuntó con un arma.

Según indicaron fuentes consultadas por este multimedio, los delincuentes se llevaron 22.000 pesos en efectivo y también la bicicleta del damnificado. Uno escapó en moto y el otro pedaleando, actuando con total impunidad a plena luz del día.

Ambos hechos generan alarma entre los vecinos. “Estamos totalmente abandonados, no hay patrulleros, no hay controles. En invierno, después de las 19 no podes ni sacar al perro”, denunció una vecina de El Mondongo. La sensación de impunidad se vuelve cotidiana.

Mientras la policía revisa cámaras de seguridad, los platenses sienten que la ciudad se transformó en tierra de nadie.

Con este sin fin de hechos, que se replican no solo en la ciudad de La Plata sino también en el resto de la provincia de Buenos Aires, los frentistas se encuentran desamparados y pareciera que la inseguridad ya no distingue barrios ni horarios.