La semana que comienza será decisiva para Cristina Fernández de Kirchner y el futuro del peronismo. Tras la confirmación de la Corte Suprema de su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua, el escenario judicial y político se mueve a toda velocidad. El juez Jorge Gorini, a cargo de la ejecución de la pena, podría resolver entre hoy y mañana si la expresidenta cumple su condena en prisión domiciliaria, un fallo que buscaría desactivar la masiva movilización convocada para el miércoles hacia los tribunales de Comodoro Py.
Según fuentes judiciales, Gorini espera el dictamen no vinculante del fiscal Diego Luciani, quien hasta ahora se ha opuesto a la domiciliaria. Sin embargo, prima el criterio de que CFK, por su edad (72 años), su condición de exmandataria con custodia permanente y el intento de magnicidido que sufrió en 2022, cumpla la pena en su departamento de la calle San José. La fiscalía ya adelantó que apelaría una eventual decisión favorable, lo que prolongaría el conflicto.
En paralelo a esta decisión, el peronismo prepara una demostración de fuerza histórica para acompañar a Cristina el miércoles, replicando la multitudinaria movilización de 2016. Desde la CGT hasta sectores tradicionalmente enfrentados al kirchnerismo, como el Partido Obrero, confirmaron su participación. “Será una jornada partidaria”, afirmó el diputado Eduardo Valdés, mientras el intendente Fabián Cagliardi llamó a “armar un nuevo 17 de octubre”.
La condena a CFK logró lo que las elecciones no pudieron: unir al fracturado peronismo porteño. En una reunión urgente del PJ metropolitano, kirchneristas, morenistas y abalmedinistas acordaron movilizarse juntos. “Van a meter presa a Cristina y debemos estar a la altura”, dijo Mariano Recalde.
Mientras tanto, la defensa de Cristina pidió que las notificaciones se realicen por Zoom para evitar riesgos, lo que abre la chance de que no deba trasladarse físicamente a los tribunales. Si Gorini concede la domiciliaria, el gobierno porteño deberá garantizar el orden alrededor de su vivienda, donde sus seguidores ya se congregan diariamente.
Sea cual sea la decisión de Gorini, el miércoles marcará un antes y un después. Si la prisión domiciliaria es rechazada, Cristina podría ser trasladada a un penal federal, y se espera una respuesta del movimiento peronista, aunque su defensa ya anticipó la presentación de recursos legales. Si se aprueba, el peronismo lo celebrará como un triunfo transitorio en una batalla que promete extenderse.
Lo cierto es que, más allá del fallo judicial, la condena a CFK ya reconfiguró el tablero político: el peronismo se reagrupa, el Gobierno enfrenta el desafío de contener la protesta y la sociedad asiste a un nuevo capítulo de una pulseada que parece lejos de termina.
Por último, desde el Gobierno, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, sorprendió al avalar la domiciliaria: “Corresponde por su edad y seguridad”. Pero la ministra Patricia Bullrich suspendió un viaje para supervisar el operativo de seguridad, en un clima de alta tensión.