Sin embargo, la historia detrás de este martillero público, detenido en Haedo mientras conducía su Peugeot 208, parece contradecir el relato oficial.
¿QUIÉN ES EL SUPUESTO NARCO FAN DE BULLRICH?
Bruzone, de intensa actividad en redes sociales, llevaba casi tres años con pedido de captura por su presunta participación en el intento de tráfico de 1.658 kilos de cocaína valuados en 65 millones de dólares.
Durante todo ese tiempo, lejos de ocultarse, no sólo publicaba anuncios de remates gastronómicos sino que incluso llegó a dar entrevistas en radio y a opinar sobre política nacional.
Entre sus posteos en X, figura una crítica al fallo por YPF (de hace pocos días), y muestras públicas de apoyo a la propia Bullrich, con quien aparece retratado en una foto.
A esto se suma un dato poco mencionado hasta ahora: en el expediente judicial consta que Bruzone presentó informes médicos sobre supuestos trastornos psiquiátricos. Incluso vivía con su madre de noventa años, circunstancia que contrasta con la imagen de un peligroso narco prófugo y refuerza la impresión de que, si realmente era una figura clave en una organización criminal, nadie parecía estar buscándolo de manera efectiva.
La ministra de Seguridad se apresuró a atribuir el mérito de la detención a la Policía Federal y, a la vez, a responsabilizar a la provincia de Buenos Aires, donde finalmente se produjo la captura.
Desde su entorno, sin embargo, señalaron que Bullrich no recordaba a Bruzone ni a su participación en su campaña presidencial, pese a las fotografías y manifestaciones públicas del propio detenido. Este es su perfil aún activo en Twitter:

LAS CONTRADICCIONES DE LA CAUSA
Mientras tanto, fuentes judiciales aclaran que, aunque existía orden de captura contra Bruzone desde 2022, no se había emitido una alerta roja de Interpol para buscarlo internacionalmente.
Por su parte, Bruzone asegura ser ajeno a los hechos que se le imputan y niega vínculo alguno con la organización criminal que planeó exportar droga hacia Dubái y España.
El episodio deja expuestas varias incógnitas. ¿Cómo pudo mantenerse visible durante tanto tiempo alguien presuntamente involucrado en un cargamento millonario de cocaína?
¿Por qué se lo presenta como un peligroso prófugo si sus problemas psiquiátricos podrían haberlo eximido, al menos parcialmente, de responsabilidad penal? Y sobre todo, ¿cómo es posible que una figura prácticamente pública, incluso cercana políticamente a la ministra, permaneciera tanto tiempo fuera del radar?
Por ahora, Bullrich insiste en capitalizar la detención. Aunque para muchos, el caso refleja más desprolijidad e improvisación que eficacia en la lucha contra el narcotráfico.