Las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua asumieron que la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE) podía significar una oportunidad geopolítica para maquillar sus constantes violaciones a los derechos humanos y obtener ayuda financiera extraordinaria para prorrogar la agonía de sus economías dependientes de la decisión arbitraria de Vladimir Putin en Rusia y Xi Jinping en China.
Pero la travesía emprendida por Miguel Díaz-Canel, Delcy Rodriguez y Denis Moncada no coronó en la Cumbre de la CELAC-UE un sólo beneficio multilateral o económico a favor de los regímenes populistas que operan sin control institucional en La Habana, Caracas y Managua. Los principales líderes europeos posaron para la foto, y evitaron conceder ayuda internacional que puede afectar su propia agenda doméstica.
Díaz Canel se encontró con el canciller alemán Olaf Scholz, que es crítico de la situación de los derechos humanos en Cuba. La reunión fue corta e implicó un fiasco diplomático para el régimen comunista.
La cuenta oficial de Twitter que maneja el equipo de comunicación de Scholz no hizo una sola referencia al cónclave bilateral con el dictador cubano, y tampoco hubo mención en el Twitter del Centro Alemán de Información para Latinoamérica, que sí reprodujo -con texto y foto- los encuentros del canciller germano con Alberto Fernández y Lula da Silva.
A Díaz-Canel no le importó el deliberado silencio diplomático de Berlín, y posteó un tuit personal como si existieran relaciones fluidas entre su régimen dictatorial y el gobierno democrático que lidera Scholz.
“Confirmamos la disposición de profundizar el diálogo político, así como el interés de fortalecer y ampliar los vínculos económicos, comerciales y de cooperación en sectores de interés común”, señaló el líder comunista en sus redes sociales.
Delcy Rodríguez, vicepresidente de Venezuela, no mejoró el récord diplomático de Díaz Canel. Aterrizó en Bruselas por una excepción legal -tiene prohibido el ingreso a Europa por su presunta participación en la violación de los derechos humanos – y apenas recogió sonrisas protocolares durante las 72 horas que pasó en Bélgica.
Por instrucción directa del dictador Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez participó de un encuentro multilateral para debatir el proceso democrático en Venezuela, y en ese cónclave se resistió a reconocer que se había proscripto a la líder opositora Corina Machado.
La reunión fue promovida por Emmanuel Macron, Lula da Silva, Alberto Fernández y Gustavo Petro, que apoyan esa instancia de diálogo para encarrillar el proceso electoral en Venezuela. Pero la enviada de Maduro impuso una fuerte resistencia ante el caso Machado, y la cita diplomática quedó reducida a una declaración formal avalada por los presidentes de Francia, Brasil, Argentina, Colombia y la Unión Europea.
El dictador nicaraguense Daniel Ortega envió al canciller Denis Moncada como su representante en la cumbre de la CELAC-UE. Moncada fue un paria diplomático en las sesiones y sólo tuvo contacto fluido con las delegaciones de Venezuela y Cuba.
El canciller de Ortega intentó bloquear -sin éxito- el comunicado conjunto de los dos bloques regionales -que condenaron la invasión de Rusia a Ucrania-, y ante el fracaso político finalmente Nicaragua no avaló el documento final. “Esta declaración fue respaldada por todos los países con una excepción debido a su desacuerdo con un párrafo”, recoge el comunicado oficial en elíptica referencia al país caribeño.
La CELAC fue exhumada por Alberto Fernández para robustecer su agenda multilateral. Pero su gobierno termina y es poco probable que su sucesor continúe la vida útil de un foro regional que no condena y excluye a las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Si no hay milagro diplomático, será muy difícil que existe otra cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea. A pocos le sirven sacarse una foto con Díaz-Canel, Delcy Rodríguez o Denis Moncada.
Fuente: infobae