Contundentes expresiones de Julio Ruiz en su retiro de la política

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El Dr. Julio Ruiz, ex intendente de Bolívar, anunció su retiro activo de la política a través de un contundente posteo en su página de Facebook.

Aduce, entre otros motivos, cansancio moral, a fuerza de que la política, en la que cree fervientemente como herramienta de cambio de las sociedades, se ha transformado antes que eso en una fábrica de sueldos para familiares y amigos.

Julio es un hombre unánimemente reconocido y respetado por la comunidad bolivarense. Un honesto a carta cabal que jamás se benefició de su actuación pública y a quien especialmente los jóvenes abrazan como símbolo y ejemplo. Es que su actividad docente lo puso en ese escenario ejemplar que nunca defraudó.

Por eso duele esta despedida. Porque significa una pérdida para la política de un hombre muy valioso; pero especialmente duelen los motivos de su determinación.

Los políticos, los que asumen día a día el compromiso de representarnos a los ciudadanos, deberían tomar seria nota de lo que expresa Julio Ruiz en su comentario en la red social. Si lo hicieran y al menos un puñado de ellos asumiera el desafío de revertir ese cuadro de situación, otra sería la suerte de nuestro país.

Transcribimos a continuación el texto completo de su despedida.

A QUIENES ME PREGUNTAN…
A algunos de mis amigos y algunos referentes de mi partido, a los que me interesó avisarles, puse en conocimiento de mi retiro de la política activa.
Ello así, para que no hubiera malas interpretaciones, y lo hice antes de la elecciones llamadas PASO, DEJANDO EN CLARO QUE ESAS SERÌAN LAS ÙLTIMAS ELECCIONES EN LAS QUE PARTICIPARÌA de manera activa, como militante o afiliado.
Las razones que motivan esta decisión (dolorosa para quien hace 50 años que cree que la Política es una herramienta positiva de cambio), son de estricto carácter personal, no pretenden afectar a mi partido ni a ninguna persona que lo integre o represente.
Y para mayor abundamiento, aunque no sea necesario, pasó a detallar:
Estoy cansado de ver la decadencia en todos los órdenes y que requiere de una profunda renovación política porque así como va, ni mi Partido ni la Política, satisfacen las necesidades del pueblo ni de la Nación.
Estoy cansado por decepción, porque entiendo como político lo que está pregonando el hombre de la calle pero los que ocupan cargos o tienen compromisos no quieren escuchar: la política padece de una grave enfermedad – por ahora incurable- se transformó en una fábrica de sueldos para amigos o familiares y no en una herramienta de cambio para la gente…
Estoy cansado por la situación reinante (reiterativa, casi cíclica) y ante la cual me siento naturalmente sin potencia para modificar el panorama, aunque no me siento vencido y por eso elijo cambiar de trinchera: seguir pregonando, sembrando, educando, luchando en los ámbitos que hacen al futuro.
Mi cansancio moral –acumulado- deviene de ver lo poco que se hace por tratar de reencauzar las instituciones, de recomponerlas y de que adquieran el prestigio que no debieron perder nunca.
Así, como cuando en el 2001, ante el reclamo de “que se vayan todos” el único que se fué de su banca de Senador fue el Dr. Raúl Alfonsín -porque tuvo la grandeza moral de reconocer que había fallado la política- así se quedan los que parecen pegados a sus cargos políticos o partidarios, aun ante las acusaciones más graves que puedan hacerse contra ellos, porque por encima de ellas están los intereses que representan y defienden en nombre de cada partido.
Estoy cansado. Cansado del dilema de tener que elegir entre la “disciplina partidaria” es decir la obligación reglamentaria, o los principios morales.
Cansado de sentirme culpable si elijo la disciplina partidaria, contra los principios radicales que mamé desde la infancia; o sentirme culpable si elijo los principios morales contra la disciplina partidaria.
No renuncio a mi condición de Radical, ni a mis principios. Renuncio a las reglas, con las cuales no me siento ya identificado. No lo hago para irme a otro partido ni apoyar otras políticas, solo para sentirme libre de culpas que no son mías. (De las mías, me hago cargo cada día)
Sé que debo agradecerle a la UCR todo lo que me ha dado pero, también sé que no le debo ser quien soy. Yo era Julio Ruiz antes de que la UCR me dignara- a través del pueblo- con cargos electivos. No necesite de cargos para ser quien soy: una persona.
Y creo haberle pagado (y seguiré haciéndolo) viviendo como un Radical, que no solo es una condición política, sino un modo de vida, el que me enseñaron mis mayores y los viejos radicales.
No tengo compromisos de sueldos ni cargos con el Partido, ni mis hijos ni mis familiares- que me condicionen- cosa que también agradezco.
Estas son mis razones de índole personal, Y le pido encarecidamente a quienes sigan en mi partido, que cuando necesiten honestidades para las campañas de sus candidatos, busquen las suyas. Busquen en el fondo de sus corazones, por qué son radicales y si encuentran las razones, que las practiquen, porque es bueno tener ideas, pero también tener conductas, para ser maestros con el ejemplo. Ese fue el mandato de don Hipólito Yrigoyen, el de don Leandro Alem, el de don Arturo Illia y el de don Raúl Alfonsín: nuestra ideología, es una religión cívica. Por eso nos llamamos correligionarios.
Cuando asumí de Intendente, en diciembre de 1987, dije que quería- al terminar el mandato- poder volver como un ciudadano común, a la cola de la verdulería o del supermercado.
Es el camino que elijo, además de poder dedicarle el tiempo que les robó mi actividad política a quienes realmente me bancaron: mi esposa, mis hijos y ahora, mis nietos.
Un abrazo a todos. Un enorme GRACIAS a quienes me apoyaron y creyeron y aun siguen creyendo en mi.
Nos seguimos viendo…