El 2 de junio se conocerá la pena y los argumentos del fallo. Bazán fue imputado por la coautoría del hecho, ocurrido en 2016 en Lomas de Zamora. Otro hombre acusado de violar a la joven fue retirado del juicio por cuestiones psiquiátricas
El Tribunal Oral en lo Criminal N° 7 de Lomas de Zamora dio ayer su veredicto en el juicio por el femicidio de Anahí Benítez, la adolescente de 16 años que en 2016 fue violada y asesinada, su cuerpo fue encontrado en la reserva de Santa Catalina.
Marcos Bazán, el único acusado, fue condenado en un fallo unánime. La pena y sus fundamentos, sin embargo, se darán a conocer el próximo martes 2 de junio. La lectura de la sentencia se transmitió por videoconferencia a través de la plataforma Teams, que permitió retomar el proceso tras un parate de 57 días por la pandemia del coronavirus.
Los únicos que pudieron acceder a la sala, aunque respetando el distanciamiento social y el uso de tapabocas, fueron los jueces Elisa López Moyano, Roberto Conti y Roberto Lugones; el fiscal Hugo Carrión; el abogado de la familia de Anahí, Guillermo Bernanrd Krizan; la mamá de la víctima, Silvia Pérez Vilor; y los abogados defensores Eduardo Soares y Rosario Fernández.
Bazán (34 años, preso desde agosto de 2017) siguió el juicio por videoconferencia desde la Unidad N°9 de La Plata, donde cumplía su prisión preventiva.
El debate duró tres meses y había comenzado con otro imputado en el banquillo de los acusados, Marcelo Sergio Villalba (42) -cuyo ADN fue hallado en el cuerpo de la víctima-, quien dejó de ser juzgado en la segunda audiencia después de que una junta médica concluyera que no estaba en condiciones de estar en el proceso por cuestiones psiquiátricas.
En su alegato de la semana pasada, el fiscal Carrión había dicho que Anahí fue “torturada y cosificada” y había pedido para Bazán la pena de prisión perpetua como coautor de los delitos de de “privación ilegal de la libertad agravada, homicidio agravado por alevosía, criminis causa y por mediar violencia de género” (femicidio) y como partícipe necesario de un “abuso sexual agravado por acceso carnal”.
El fiscal también se refirió a Villalba -quien para la misma fecha del crimen de Anahí había sido condenado por un abuso sexual en Capital Federal- como autor de la violación de Anahí y coautor del crimen, y recordó que el celular de la víctima se encontró en poder de uno de sus hijos.
La hipótesis de la fiscalía fue que Anahí conocía a Bazán por el interés que ambos tenían por la naturaleza y por sus inclinaciones artísticas y que, en ese contexto, el imputado la secuestró, la retuvo en su casa y la drogó con un psicofármaco. Ahí fue violada por Villalba.
Para los investigadores, luego de ello y al ver la búsqueda policial que se desarrollaba por la joven, los acusados “tomaron la decisión de quitarle la vida” para ocultar los delitos que habían cometido. Como pruebas, un perro de la Policía marcó rastros del olor de la víctima en la casa de Bazán.
Sin embargo, no hubo restos de ADN de Bazán en el cuerpo de Anahí ni material genético de la joven en su casa. No se encontraron pelos, ni rastros de sangre en la casa del sospechoso. No obstante, el abogado de la familia de Anahí sostuvo durante el juicio que hay una decena de indicios que vinculan a víctima y acusado.
Por eso la defensa de Bazán sostuvo desde el primer día del caso que el acusado es un “perejil” y en su alegato sostuvo que no hay pruebas. “En más de 30 cuerpos de investigación no pudieron acreditar que Villalba conocía a Bazán y que Bazán conocía a Anahí”, remarcaron. Y aseguraron que el perro Bruno de la Policía fue inducido. Ayer por la mañana, familiares y amigos de Bazán junto a organizaciones sociales, se manifestaron en la entrada a los Tribunales de Lomas de Zamora para reclamar su absolución.
El caso no dejó demasiado clara la autoría del acusado. La propia Silvia Pérez Vilor le dijo a Infobae días atrás que ella estaba convencida que había más gente involucrada en el crimen de su hija, incluida la firme sospecha de la participación de policías: “Si todas las fuerzas de seguridad no pudieron encontrar a una nena desaparecida por seis días a unas cuadras de su casa no sirven para nada. Pero hay cosas muy raras. La lógica indica que la Policía sabe más o está metida. Es probable que esté vinculado con el negocio de las drogas”.
Esa es, de hecho, la columna vertebral de la defensa de Bazán, a cargo de Rosario Fernández y Eduardo Soares, de la Asociación Gremial de Abogados, quienes sostuvieron desde el comienzo de la causa que con este juicio se protegió a la Policía Bonaerense. Remarcaron que a cuatro meses del asesinato de Anahí, el 22 de diciembre de 2017, Damián Lozano, en aquel momento jefe del distrito Lomas de Zamora Norte de la fuerza, fue detenido por la Justicia federal de esa jurisdicción tras una investigación que lo vinculaba al narcotráfico y trata de personas que operaba en el barrio Parque Barón, donde vivía Anahí.
La comisaría 9° de ese barrio, allanada en el marco del mismo expediente, fue la encargada del operativo de búsqueda de Anahí Benítez. Contra Lozano por ahora no hay pruebas y se le dictó luego falta de mérito, que no es lo mismo que el sobreseimiento.
La defensa de Bazán remarcó que los investigadores del caso “hicieron encajar todos los indicios” para inculpar a Bazán, con la idea de proteger a la policía. Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, y Rita Segato, antropóloga referente del movimiento feminista, sostuvieron la inocencia de Bazán a la vez que pidieron justicia por Anahí, quien fue vista viva por última vez el 29 de julio de 2017 cuando salió de su casa de Parque Barón, en Lomas de Zamora, para dar un paseo.
El 4 de agosto su cadáver fue encontrado desnudo, con lesiones cortantes y golpes en la cabeza, enterrado en la Reserva Natural Santa Catalina. La autopsia determinó que fue estrangulada, que le habían dado drogas y que en esas condiciones fue abusada.
A 230 metros de allí vivía en una casa precaria Marcos Bazán.
Fuente: Infobae