EL MENSAJERO dialogó con Olga Echeverría, referente de la institución, sobre la difícil situación que atraviesan en el marco de la pandemia por el coronavirus
La pandemia del coronavirus ha generado infinidad de inconvenientes en todos los ámbitos de nuestra vida. En este sentido, las instituciones sufren duramente las consecuencias de esta situación. El taller protegido FAE (Fe, Amor y Esperanza), no escapa a las dificultades que ha generado. Es por ello, que dialogamos con Olga Echeverría, una referente de nuestra querida institución.
-Ante la pandemia, ¿cuál es la situación de FAE?
La situación lógicamente, no es buena, teniendo en cuenta que la única posibilidad que tienen los operarios es la de venir a trabajar todos los días, y sentirse bien con sus pares en su lugar de trabajo. Y no la están teniendo.
El día 16 de marzo cortaron las actividades de forma total, casi por un mes. Esta semana recién volvieron al taller los tres supervisores de los talleres protegidos, Jimena (Juárez), Karina (Quintana), y Juan (Lombera). Ellos están yendo a hacer cortes de bolsa (de polietileno), porque tenemos que seguir abasteciendo al Hospital Municipal.
De esta manera, el taller protegido de prevención está cerrado, por lo tanto no hay ingresos, porque no hay comercialización. Se nos va a poner cada vez un poco más difícil.
-¿Se han relacionado con otras instituciones similares?
Sí, hace 15 días aproximadamente recibimos un llamado de Gustavo, que es quien lleva adelante el taller protegido “Arco Iris”, de Villa Gesell. Nos invitó a participar de una red federal de talleres protegidos. Nosotros dijimos que si, ya que es la manera de estar informados y en contacto con otras realidades. Así se formo rápidamente, con gente muy entusiasta y comprometida, esta red. Al ser federal es difícil, porque no todas las provincias tienen las mismas normativas. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires tiene una reglamentación de becas y peculios, a través del Ministerio de Desarrollo Social. Esta gente busca que todos los operarios, es decir todas las personas con discapacidad que trabajen, estén en un mismo nivel. Por eso, surgió crear esta red federal para hacer el listado de petitorios ante las autoridades que correspondan.
Además, hay una red de talleres protegidos de la Provincia de Buenos Aires. Ésta nos resultó más interesante, ya que es lo que compete más a lo nuestro, teniendo en cuenta que nosotros dependemos del Ministerio de la Provincia. En eso estamos luchando y apoyando. Tuvimos que afrontar situaciones engorrosas, pero ya las pudimos solucionar.
-¿Qué soluciones han planteado ante esta problemática?
En el caso de la red provincial, yo en lo personal considero que no pasa por un subsidio. Un subsidio te lo dan una vez, dos veces, o en su defecto lo que dure la pandemia. Pero nos hace falta algo que perdure, que sea efectivo, que sea para siempre.
Nosotros cobramos como beca para la institución $45.700 por 30 operarios, para los gastos que tenga el taller. Imagínate que con esa plata que se rinde por mes a la ciudad de La Plata, con dos o tres facturas, ya está la rendición. Mi idea es, sin tener mucho conocimiento y si se pudiera, que nos duplicaran la beca para las instituciones. La beca es en proporción a los operarios que tenés. Si nos la duplican, estaríamos recibiendo $90.000 y habría una notable mejora, a mi parecer. Que se entienda que tenemos que tener algún apoyo.
Nosotros somos de los talleres que nacimos de la nada, sólo con el esfuerzo y la buena voluntad. Es una obra de Dios. Tenemos servicio a la mañana, al mediodía y a la tarde. Todo eso es un valor importante mensual: de verdulería, de carne, de insumos comestibles, si bien a veces recibimos donaciones muy significativas de parte de la comunidad.
Esta es nuestra situación, para que las autoridades consideren que juntos somos más. Lógicamente, no es lo mismo elevar una nota una institución, que hacerlo por parte de trescientas.
También, tenemos un eslogan, que es para pensar un poquito: “Sin talleres protegidos no hay operarios”. Es decir, ¿Si la institución no se puede solventar, ustedes consideran que sin talleres protegidos existiría el operario? No, no existe. Porque operario es la persona que, por su certificado de discapacidad, está siendo operario en un taller. Entonces empecemos a tenerlo en cuenta.
Así como nosotros tenemos un convenio para recibir esa beca institucional, tenemos también el peculio que cobran los operarios. Los operarios cobran $1.300, y por un convenio que tuvimos con el Ministerio de la Nación, hace unos años, perciben $500 más como apoyo. En eso también hay un reclamo, y desde el Ministerio de Desarrollo de la Nación prometieron que les van a girar $2000. Por lo que ellos pasarían a cobrar $1.300 más mensuales. Lo que equivale a $3.300 mensuales, casi el doble.
La mejora al operario está prometida, pero si a los talleres no se los mantiene ni se los ayuda, nos vamos a encontrar en una gran encrucijada. No falta mucho. Sin talleres protegidos, no hay operarios.